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lunes, 14 de octubre de 2013

Corrientes en Malvinas - Roberto Basilio Baruzzo -RI12

Condecorado con la CRUZ AL HEROICO VALOR EN COMBATE

Héroes de Malvinas Por Cadete III Año Jorge ECHEVARRIA_________________________________________ >>> | Héroes, según el diccionario de la Real Academia Española, es el Varón Ilustre por sus hazañas o virtudes; pero en realidad, ¿esta definición se ajusta a la que todos los argentinos sentimos?  Durante la frondosa y larga historia argentina muchos héroes han escrito páginas de gloria; tal es así, por citar sólo algunos ejemplos: el Sargento Cabral, el General Güemes y otros tantos.  En este segmento que se inaugura con esta edición vamos a hablar de nuestros héroes, tanto los que siguen incognitos entre nosotros, como así también de los que entregaron sus vidas por un ideal, una causa justa. Para inaugurar esta sección voy a hablar del Cabo Roberto Baruzzo, oriundo de Riachuelo, localidad situada a unos 32 kilómetros al sur, de la capital correntina. Miembro del glorioso Regimiento de Infantería Nº 12 de Mercedes, Corrientes. Estuvo presente en los combates de Monte Kent y Monte Harrier.  Durante el conflicto que del Atlántico Sur sólo dos suboficiales del Ejército Argentino recibieron la máxima distinción a que puede aspirar un hombre de armas: la Cruz al Heroico Valor en Combate. Baruzzo fue uno de ellos. Su unidad había sido primero designada a Monte Kent, para después pasar a Darwin. Pero una sección quedo en el Monte, incluido él, al mando del Teniente 1º Gorriti.  En los días previos al ataque contra Monte Longdon, los bombardeos ingleses se habían intensificado, Baruzzo había sido herido por una esquirla en la mano. Una noche, el Cabo escucho un grito desgarrador, y a pesar del intenso cañoneo, salió de su pozo de zorro y encontró a un soldado con la pierna destrozada. Sin pensarlo agarro al soldado y lo cargo hasta el puesto de enfermería tratando de evitar que se desangrara.  En la noche del 10 y 11 de junio, Puerto Argentino presentaba un espectáculo escalofriante y horrendo. Los montes aledaños eran iluminados por bengalas y un sin fin de municiones trazantes.  La sección de Baruzzo se había replegado hacia el Monte Harriet, sobre el cual los ingleses estaban realizando una acción envolvente. Varios grupos de soldado del 12 y el 4 quedaron aislados. El Teniente Primero Jorge Echeverría un oficial de Inteligencia de esta última unidad, los agrupa y encabeza la resistencia, Baruzzo se suma a ellos y ve al oficial parapetado detrás de una roca, disparando su FAL. Incursionando en la zona de combate, Baruzzo logra arrebatar el visor nocturno de un soldado enemigo, que yace en el suelo sin vida. Piensa: “Ahora la diferencia en recursos ya no será tan despareja”. Con el visor, la cosa cambian la puntería del cabo y su jefe se afinan y los ingleses sienten esta diferencia.  Por su parte el enemigo no deja de disparar sus fusiles y de a poco la roca que cubre al Teniente Primero es moldeada hasta que éste es herido en una pierna y cae fuera de la protección de la roca. Baruzzo quiere acercarse a ayudar, pero de la oscuridad de la noche surge un inglés, que lo tira al piso. Mal logra el primer disparo pero antes de poder realizar el segundo el forcejeo termina, una munición proveniente del arma de Echeverria, quien permanece en el suelo debido a los tres impactos que tiene en una de sus piernas. Los enemigos no están a más de unos 5 metros, pero la cerrada noche solo permite ver siluetas, ayudada por las tenues bengalas.  La sangre de Echeverria corre vehemente y penetra en el suelo malvinense, el joven cabo (22 años), saca el cordón de la chaquetilla del oficial y procede; hace un torniquete en el muslo herido, para evitar el sangrado. Se levanta y empieza a caminar por un desfiladero, mientras a su alrededor llueven municiones trazantes. Como un fantasma, surge un inglés detrás de un peñasco, quien le da un certero disparo en el cuello a Echeverria. Baruzzo desquitándose, contesta el fuego y este cae sin vida. Esta vez fue herido en el hombro y el brazo. El teniente primero cae boca abajo, Baruzzo ve que le brota sangre del cuello y su mente se dice: “se me está desangrando”; es preso de la desesperación. Allí tirado con cinco impactos, Echeverria ordena al cabo que lo deje morir ahí, que él se salve; Baruzzo rompe en llanto y piensa: ¿Cómo puedo hacer eso?, ¡yo no soy de abandonar! Y este hombre que es mi ejemplo de valentía. El cabo llevaba la petaquita de whisky, intacta, que la superioridad le había dado, junto a un cigarrillo. Él no es de tomar ni fumar. y le dio de beber al oficial; “eso sí que esta bueno comenta”, comenta, en el momento que pierde el conocimiento. Baruzzo lo cubre y lo arrastra estirándolo de la chaquetilla. Súbitamente se ven rodeado de enemigo, una sección de Royal Marines del Batallón 42. Sin temor alguno desenvaina su cuchillo de combate, como si este fuera su facón el que usara en su lejana Corrientes, pero uno de los ingleses lo golpea en la mano con su fusil, como diciéndole que todo ya había terminado. Baruzzo cubierto de pies a cabeza con la sangre de su jefe, camarada, amigo, deja caer el arma, y el mismo enemigo lo abraza, como lo hace un padre a un hijo o un abrazo entre hermanos. Después de ser tomado prisionero, lo llevaron al Monte Fitz Roy, donde fue puesto en una gran cámara frigorífica, hasta que lo trasladaron a una bodega de un buque de carga junto con mucho otros argentinos. En ese buque fueron llevados hasta puerto Madryn, de ahí fue llevado a El Palomar y de ahí volvió al Regimiento de Infantería Nº 12 de Mercedes. El conflicto llegaba a su fin, pero empezaba otra historia, la de los héroes que quedaron como centinelas en eterno resguardo de aquella hermosa tierra que nos pertenece, y que aunque digan lo contrario las Islas Malvinas fueron, son y seguirán siendo argentinas.

http://www.youtube.com/watch?v=vXLPN97V00A

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